Artículo de opinión de Iván Castaño y Alberto Esparza, afiliados de Nuevas Generaciones de Navarra. Publicado en Diario de Navarra el 26 de diciembre de 2013.
El presidente de la Generalitat aproxima peligrosamente a Cataluña a uno de los mayores precipicios que jamás se han abierto frente a ella. Pese a la honda crisis que asola a su comunidad y prefiere aferrarse al absurdo e inconsistente proyecto de la independencia, enrolándose en un nuevo desafío al Gobierno y la Constitución que derivará en un contencioso aún mayor, si cabe.
Presionado por ERC, ha hecho públicos sus propósitos de convocar un referéndum tan ilícito como fantasioso que constituye una verdadera ilegalidad y se trata de un paso más hacia la inestabilidad política, económica y social de la región.
Es cuestionable que haya considerado el desolador y amargo futuro que aguardaría a una hipotética Cataluña soberana, a espaldas de la Unión Europea, acuerdos financieros u organismo internacional alguno, con una deuda desbordante, inflación colosal y carencia de capital para progresar como Estado. La realidad, por ello, es la barrera más férrea a la que se enfrenta el señor Mas y que jamás podrá ser sorteada.
Lo que necesita nuestro país y el conjunto de las comunidades que lo integran es el trabajo colectivo por el refuerzo de todos y cada uno de los lazos que nos cohesionan como Nación, tarea que es responsabilidad de los mandatarios. Entristece que ciertos gobernantes hayan decidido romper esta línea y enzarzarse en provocaciones a la legalidad que nos sostiene y legitima.
Afanémonos pues en remediar los problemas que nos acucian y no en generarlos. Aunemos esfuerzos y comprendamos que somos 47 millones de españoles que nos estimamos y apreciamos mutuamente, independientemente de la porción terrenal en que hayamos podido nacer